Un estudio
realizado por el Centro de Información de Medicamentos (Cimun) de la
Universidad Nacional de Colombia (U.N.) para el Ministerio de Salud, a partir
de una muestra conformada por 450 encuestas realizadas en Bogotá, Barranquilla,
Bucaramanga y Cali, preguntó respecto a la disposición final de los
medicamentos que ya no serán usados, los resultados fueron: 22 % lo arroja a la
basura, 18 % lo dona a distintas instituciones, otro 18 % no tiene conocimiento
sobre el procedimiento a seguir en estos casos, 6 % lo arroja al inodoro o
lavamanos y 3,8 % lo entrega en puntos especiales para ser reciclado.
“Como
sociedad y país resulta muy preocupante que nuestro sistema de salud contemple
la entrega medicamentos que no serán empleados”, destaca el profesor José
Julián López, director del Cimun. Para el docente, aunque la gran mayoría de
medicamentos que se desechan corresponden a tratamientos para hipertensión,
diabetes y dislipidemia, también se han encontrado algunos para el cáncer, cuyo
costo puede oscilar entre los 40 y 50 millones de pesos.
Hogares, el
principal problema
Según el
estudio se pudo establecer que en el 78 % de los hogares de la muestra había
medicamentos sobrantes, y aunque el 25 % de ese porcentaje equivale a que las
personas se mejoraron y dejaron de tomarlos, un 15 % manifestó que había
olvidado terminar el tratamiento, un 6 % recibió dosis de más por parte de la
EPS, y un 10 % debió cambiar la medicación.
A pesar de
las campañas sobre la correcta disposición de medicamentos, el 81 % de los
encuestados no tiene conocimiento de los puntos donde podría disponer en forma
adecuada de aquellos que ya no usa. Sin embargo el 91 % manifestó ser
consciente de las posibles afectaciones que podrían causar al medioambiente,
pero cerca del 50 % considera que arrojarlos a la basura es un procedimiento
adecuado.
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